jueves, 6 de octubre de 2016

"Esta en celo el adolescente y exhala la doncella la fragancia de un narciso blanco en flor" (Pag 21)

Madame Gaillard tenia unos treinta años sin embargo parecía la momia de una jovencita, ya que carecía del sentido del olfato y de toda sensación de frió y calor humano, no sintió emoción alguna al parir sus hijos ni lloro a los que se le murieron ni se alegro de los que quedaron, aquella mujer muerta no sentía nada.
Sin embargo para el pequeño Greunielle el establecimiento de madame Gaillard fue una bendición, creció luchando y sobreviviendo  contra diversas enfermedades como al sarampión, el cólera, la varicela, a la caída de seis metros en un pozo he incluso a la quemadura en el pecho por agua hirviendo, era fuerte como una bacteria y sencillo como la garrapata. Una cantidad mínima de alimento y de ropa bastaba para su pequeño cuerpo, al contrario del alma, para esta no necesitaba nada.
Al crecer no era muy alto ni robusto; feo, por supuesto, pero no lo suficiente para causar miedo, prefería mantenerse al margen. No poseía una inteligencia desmesurada, pues no dio su primer paso hasta los tres años y no dijo ni una palabra hasta los cuatro.  Aprendió a hablar usando solo pequeñas palabras de lo que olfateaba y reconocía, como pescado, pelargonio, berza, humo, madera y solo pronunciaba silabas como "si" y el "no".
A la edad de seis ya había captado su entorno por completo mediante el olfato, había reunido y tenia a su disposición cien mil aromas específicos, lo cual a Madame Gaillard le causaba espanto, ya que el pequeño podía oler desde otros cuartos lo que se cocinaba , lo que los demás hacían en el patio y incluso atravesando la pared donde Gaillar guardaba su dinero.

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