sábado, 8 de octubre de 2016

Como un pez voraz en aguas caudalosas

Mada Gaillard conocía a un curtidor llamado Grimal que trabajaba en la calle Mortellerie cerca del rió, el cual tenia la necesidad de mano de obra joven, a los cuales les asignaba trabajos como limpiar de carne las pieles putrefactas de animales, mezclar líquidos venenosos para teñir y preparar el caustico para el curtido, trabajos que solo se le confiaban a maleantes, vagabundos o jóvenes sin hogar.
Gaillard exigió a Grimal una declaración por escrito de que se hacia cargo del muchacho, lo que pudiera ocurrirle ahora a su antiguo pupilo no le concernía en absoluto.

En las calles Saint-Denis y Saint-Martin la gente vivía tan apiñada que no se veía el cielo y el aire se inmovilizaba sobre el suelo como húmedos canales atiborrados de olores que se mezclaban entre si, miles y miles de aromas formaban un caldo invisible que llenaba las calles; Grenouille lo olia todo como por primera vez, su finisimo olfato desenredaba el ovillo de aromas y tufos, obteniendo hilos sueltos de olores fundamentales, se detenia a menudo apoyandose en la pared de una casa o en una esquina oscura, con los ojos cerrados y la boca entre abierta como un pez voraz en aguas caudalosas.
Grenouille veia el mercado entero con el olfato, pronto conocio con tanta exactitud los olores del barrio entre Saint-Eustache y el Hotel de Ville, que podia arientarse hasta en la noche mas oscura.


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